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martes, 24 de febrero de 2009

DECIR PERDON DE CORAZON

Muchas veces hemos sentido nuestro corazón abatido por una frase dicha con maldad o sin reflexión, las palabras tienen la violencia de desatar tempestades cuando son lanzadas con desprecio, indiferencia, odio o rencor, por eso meditemos antes de hablar y hagamos de nuestra boca una fuente por donde broten aguas dulces y no amargas.
Hay actos que cometemos sin pensar y que son objeto de mala interpretación par parte de alguien que se ve ofendido o quebrantado por ese motivo, descubramos nuestro carácter y seamos concientes de que debemos ser responsables de lo que decimos y hacemos.
Si hemos ofendido a alguien de alguna manera justa o injusta es mejor que sepamos encontrar el momento oportuno para solicitarle nos entienda y sepa disculparnos, esto nos llenará inmediatamente de paz y luz interior.
La Biblia nos relata que Pedro preguntó a Jesús, Señor cuantas veces debemos perdonar? Y Jesús enfáticamente le respondió… ¡Hasta 70 veces 7!, esto no lo dijo como un número exacto sino que se quiso decir… Tantas veces como sea necesario para estar en paz con vos mismo y con tu prójimo.
Nada de esto se puede lograr sin Jesús porque no nos referimos a un perdón fingido sino dado de todo corazón. El perdón es la única manera de dar punto final a una discusión sin sentido, el perdón es una forma dulce que decirle a Jesús que nos esforzamos en seguirle aunque nos cueste mucho; el perdón es la puerta que conduce a la calma y sosiego infinitos

LA PALABRA DE DIOS

Cuando compramos algún artefacto o electrodoméstico siempre nos es necesario el manual para poder aprender la operabilidad del mismo, cuando estamos creciendo vamos pasando por distintos niveles de enseñanza, primaria, secundaria, superior, etc, esto es normal, y lo entendemos como una lógica sin discusión alguna.
Cuando un ser humano nace, nace expuesto a un sinnúmero de desafíos, obstáculos, problemas, peligros que solo significan el curso natural de la vida.
Qué sería del ser humano sin una luz que le guíe en la oscuridad, sin un consejo sabio o la certeza de que vino para cumplir un propósito divino??
Dios conociendo nuestras debilidades y necesidades nos proveyó más que de todo eso, de una voluntad escrita, de un libro que nos cuenta la maravillosa historia de amor de JESÚS EN LA CRUZ DEL CALVARIO…
Si leemos atentamente la Biblia comprenderemos que es Jesús quién nos da ejemplo de vida en cada tramo del evangelio.
Dios nos ama tanto que envió a su hijo amado para que por él y a través de él tengamos vida eterna. No dudemos leer esta preciosa palabra para aprender a conocernos y saber que Dios nos ama con toda certeza porque así nos dice su palabra, Dios nos ama!!.

Oh Cristo! (poema)

Ya no hay un dolor humano que no sea mi dolor;ya ningunos ojos lloran, ya ningún alma se angustiasin que yo me angustie y llore;ya mi corazón es lámpara fiel de todas las vigilias,¡oh Cristo!
En vano busco en los hondos escondrijos de mi serpara encontrar algún odio: nadie puede herirme yasino de piedad y amor. Todos son yo, yo soy todos,¡oh Cristo!
¡Qué importan males o bienes! Para mí todos son bienes.El rosal no tiene espinas: para mí sólo da rosas.¿Rosas de Pasión? ¡Qué importa! Rosas de celeste esencia,purpúreas como la sangre que vertiste por nosotros,¡oh Cristo!

El Hijo Pródigo


Todos hemos leído esta hermosa parábola del Nuevo Testamento, la parábola del Hijo Pródigo se aplica a cada uno de nosotros en realidad, cada día de nuestra vida, en cada paso que damos estamos propensos más bien sujetos a tomar decisiones… qué bueno que tengamos libre albedrío, para que no culpemos luego a Dios de nuestros errores.
En cada decisión por pequeña que sea estamos reflejando nuestro grado espiritual, si somos más o menos justos, más o menos individualistas, el grado de compromiso que tenemos con nosotros mismos en nuestra tarea de ser buenos Hijos de Dios…
Dios está a la puerta, dice su palabra, está esperando que retornemos de nuestras divagaciones por la confusión a la que el orden provisional de las cosas nos somete, Dios no deja de aguardarnos, nos acercamos a Dios siempre que hacemos algo noblemente y por una razón correcta.
La parábola del Hijo Pródigo es más que un ejemplo, es una orden imperativa, porque si no retornamos al Padre estamos avocados a ser destruidos por consecuencia de nuestros propios actos. Dios envía Ángeles que no siempre tienen alas (aquellos que nos aconsejan con amor y sabiduría lo son, sin duda alguna), no evitemos escucharles, no nos confiemos en nuestra propia naturaleza, Dios sabe que sin su cobertura estamos sujetos a ser polvo en el viento.
Nunca es tarde para reflexionar sobre nuestros actos cotidianos, hagamos una rutina de examinar nuestra conciencia, veremos que a tiempo, se pueden deshacer faltas que pudieran perjudicar mucho, incluso a nosotros mismos.

- IMAGENES CRISTIANAS-